jueves, 29 de diciembre de 2011

Tarántulas Pentium



Cuando Tarántulas Pentium decidió discurrir por el sendero de la soledad descolgándose de riendas y monturas, de pájaros alados y de pico curvo, de electrorockeros, o de descansos digestivos en forma de loop y desconcierto ruidal, en definitiva, de tucanes y siesteros, fue fácil presentir hacia donde desembocaría tan esperado viaje. Introducirse en su ánfora es como estar dentro de una película viajando por planos de paisajes inhóspitos y por olas de bucles. Bandas sonoras del particular cerebro, del peculiar sujeto que se esconde tras el arácnido nombre y apellido espectrum. Y puedes bucear con él bajo tierra, con ecos de Neu! y retruenos de la Dusseldorf, con pinceladas brucehaackianas, con esa frágil feliz tristeza de los alemanes del dulce sinte y del galopante timbal y "palante". Arrebatándose a veces hacia el discotequeo más garrulo y bueno, el de los ochenta o el del tercer decenio de uranes en febrero. Me declaro fan. Y casi puede verse al entornar los ojos la silueta de un niño frente al acantilado, y el silencio enfrentado a un espejo que refleja 88 teclas de marfil blanco y sostenidos negros. Y entonces empieza el viaje. Como en una película. Pero sin la imagen.

Sigilo Nipples

No hay comentarios:

Publicar un comentario