jueves, 17 de noviembre de 2011

Perro soy




Ondean mejillas de carne y pelo. La felicidad gozosa evita descarrilar en el interior climatizado del capital invento mientras es perturbadoramente desconsiderada con la integridad física, ya sea en los interiores de las salas de conciertos, en los backstages o incluso en ese espacio con forma de androide genocida llamado inconscientemente “nocturno exceso”.

Aposentado sobre los asientos mágicos del Honda CIvic, ente supremo motorizado, ladro al mundo alguna canción, o qué se yo, tal vez alguna insidia coagulante. Debates. Posibilidad. Perro ladro por dentro, desparramando y restregándole al ser mundano, con mi reposada felicidad canina, aquello que ellos desean y sólo el dinero alcanza. Todo soy yo. Todo a lo que tú y ellos aspiran. Vendido por una media luna volcada sobre tu rostro, mostrando la sensación más deseada. Felicidad comprada. He sobrevivido a la magia de millones de ingenieros y ahora me rindo a ellos compartiendo su deseo. Los asientos multiconfigurables facilitan el éxtasis. Babear es mi acto de amor. El aire en la cara son mis sirenas.


Artículo patrocinado por el nuevo HONDA CIVIC

1 comentario:

  1. Me voy directo a mi concesionario más cercano, ¿o era confesionario?

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