viernes, 14 de octubre de 2011

GINFERNO

Amenice su lectura pulsando el play!!!!

Una estúpida cortesía de Prozac para el pop español.



Comienza el 2011. La normalidad apática aplasta la creatividad del ser humano y del no ser sin más. Afincados en la cima de la popularidad musical grandes ingenios del tedio martillean sus rifles mientras acarician los traseros bien henchidos y nutridos de sus mozas. Parece que no hay sitio en el mundo para los verdaderos genios, o simplemente, para los menos necios. Son tiempos de disparos, no hay ley en las cantinas. Sin embargo este es un año diferente. Trotando junto al sol de un nuevo decenio sobre tan asombroso paisaje desértico, cabalgan cuatro hombres desenterrados por ellos mismos, polvorientos y haraposos, pero sobradamente modernos a este lado del oeste o al oeste lado de aquel otro. Ginferno. Entraña dificultad establecer la realidad espacial de ciertos sujetos aupados al albedrío sonoro y la entropía sustancial del estar aquí o allí, ahora o cuando, si bien por aclarar conceptos, y evadiéndonos del literario enfoque, Madrid sería el resultante deducido de estos seres de origen diverso. A lomos de una curtida libertad creativa que oscila entre el punk, el psicobilly, el rock, el surf vaquero y mil etiquetas más de difícil definición, aparecieron en el panorama nacional en el año 2003, con su primer y único disco hasta este año y que llevaba por nombre el mismo que el grupo, Ginferno, para qué complicarse con los nombres cuando la metodología creativa del grupo se basta para dar vueltas de tuercas al concepto. Un disco aquel de una bella neurosis sonora, el punk elevado a bailes de salón con enajenación mental. Punk culto, de alta cocina, sin ataduras, libre como un perro rabioso en un burdel felino. Después de aquello, apartados en cantinas y proyectos varios, después de cambios de tuberías en sus casas de alquiler, después de Primaveras sound y otros festivales, mieles ron, whisky y zarzaparrillas que perfilan la voz, tras calles y ausencias, colaboraciones, silencios y conciertos esporádicos, disparos al aire, cabalgadas frente al abismo, y en definitiva, después de todo un desierto almeriense en el centro de Madrid, Ginferno, cuatro bandoleros morriconianos alimentados con carne Waits y sesos Jarmush, aderezdos con la esquizofrenia del pues-punk del subsuelo madrileño, nos presentan Mondo totale, editado este mismo año. Sin las guitarras más ásperas y arenosas de bajo burdel de Ramón Morera, el grupo, ahora formado por Kim Warsen (voz), Federico Levenfield (batería) y el cheriff de este pequeño pueblo andante, Dani Fletcher, incorpora ahora contrabajo y saxo, con Javier Díez-Ena y Dani Niño respectivamente, ampliando las fronteras y los asaltos a nuevos trenes de expresividad sonora y dandole al burdel de su creatividad un aire más compacto y de corte más fino, más sobrio, o más algo. Un disco para enseñarnos que el punk o rock también puede ser arte sin perder ese toque pasado de rosca que tanto nos gusta en Prozac. En su bandcamp podeís escuchar su nuevo disco (pinchad el enlace arriba). Imprescindibles. Disparos al aire. Viajes al polvo, y suelas gastadas de cabalgar el rock. Bebamos.




Concierto en la Sala Ramdall de Madrid (7/4/2011)

Sigilo Nipples

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