lunes, 18 de octubre de 2010

Peter Hook: Joy Division 30 años después




El pasado 8 de octubre Peter Hook se presentaba en Valencia, en la sala Mirror, después de haber pasado por el FIB de este año para rendir su particular "homenaje" a Joy Division, centrado en el disco Unknow Pleasures del grupo de Manchester.


El concierto, programado a las 23.30 comenzó con 10 minutos de antelación, suficiente en mi opinión para reclamar la devolución del dinero de la entrada, teniendo en cuenta además que el concierto duraría tan sólo unos 50 minutos. Haciendo cálculos digamos que nos robaron aproximadamente 5 de los 25 euros que valía la entrada. Y eso por no hablar de los que llegaran con 10 minutos de retraso y que se perderían practicamente medio concierto.

Pasando directamente a lo que allí vimos cabe comentar varias cosas. Evidentemente y como muchos pensamos, más que un homenaje esta es una forma de sacar dinero en tiempos en los que la creatividad de la figura central del espectáculo dista mucho de lo que hiciera hace 30 años con Joy division. En mi opinión, además, es también una forma de dar a conocer a su nueva banda pensando en cuando acabe esta gira de homenaje, aprovechando la ocasion para tocar unos cuantos temas de esta, mucho más metaleros y anodinos de lo que cabía esperar de Peter Hook después de haber pasado por bandas como Joy division y New Order.


Por otro lado salir a tocar con una camiseta del Valencia CF, que quieres que te diga. Sé que algún amigo mío tarantuliano defendería esta actitud y filosofía de rock and gol a capa y espada pero sinceramente, y en mi opinión, ver a Peter Hook enfundado en esa camiseta, con todo lo que el Valencia representa, con Bancaja avalándolo tras años de una gestión lamentable y reflejo de la especulación inmobiliaria que durante años ha ejecutado el gobierno valenciano, no tiene perdón de Dios. Y más teniendo en cuenta su actitud a lo largo del concierto, mucho más postural y exagerada de lo necesario y más de vieja gloria que espolea a jóvenes que sólo necesitan una mueca de rock de estadio para ponerse a dar brincos como posesos. A ratos parecía que un Hooligan borracho que había venido a ver al Manchester se había subido al escenario. Triste homenaje si nos centramos en esta extraña imagen.





Y por último. La ausencia de Ian Curtis en el escenario,y la presencia por contra de un Peter Hook con claras limitaciones vocales y cuya manera de cantar dista mucho del lirísmo poético y oscuro que tanto sobrecogió al público de Joy división en los años 70 y que tanto nos ha emocionado a tantos otros desde entonces hacía casi imposible esperar gran cosa del evento recaudatorio.

Teniendo esto en cuenta, y habiéndome preparado para no echar de menos la figura espasmódica y sombría de Ian Curtis, asistí a ver que nos había preparado Peter Hook con la tonta devoción del que ama las canciones de Joy Divison y toda esa aura mística y trágica que rodeó al grupo y a su cantante durante sus años de vida.


El concierto, con un buen sonido, fluctuó entre las versiones normalitas, las versiones de las canciones que todo el mundo conoce aunque no conozca a Joy Division, y los temas de la banda de Peter Hook, Freebass, otro acto de humildad de un bajista crecidito y formada por músicos de confianza con los que lleva tocando veinte años, canciones que sólo servirían para compararlas a las del Unknow Pleasures y agradecer a Fortuna que en cierta ocasion hubiese decidido juntar a Ian Curtis, Bernard Sumner, Stephe Morris y al que en este día nos recordaba esa época, para ofrecernos música de verdad, de esa que te congela el corazón, y no de la que practica hoy en día el mismo Peter Hook.


De todas formas, y como he dicho, yo iba vendido, es lo que tiene adorar algo sin cordura, ofrecerse al gozo sin acritud, o aprovechar
la ocasion para creer como un demente que eso es lo más cerca que vas a estar nunca de una banda que ya no disfrutarás nunca en directo. Y es que así difruté yo el concierto, sobre todo en alguno de sus hits como Transmision, She´s lost control o la gran Love will tear us apart, a pesar de que en esas se echaba más de menos si cabe a Ian Curtis (también se le echaba de menos en canciones más densas y de candencias lentas como New Dawn Fades o Shadowplay).




Pero como digo, yo ya había hecho un despreciable pacto con mi parte más devota del conformismo, y así lo disruté, quedándome en el mismo sitio, sólo quedándonos a pasar el rato, tocando desde la distancia aquellas partículas que mínimamente me hacían trasladarme al mundo desesperado de fábricas y camas vacías de Joy divison, cada vez más alejado y más sumergido en las líneas de bajo tenebristas y demoledoras que creó Peter Hook en los años 70 y que esta vez se encargaba de tocar su hijo.

Aquí hago otro breve apunte crítico. Dice Peter Hook que no puede cantar y tocar el bajo a la vez. Sinceramente y después de cuarenta años que diga eso me parece una broma muy culta o por lo menos que yo no entiendo.En definitiva parece que quería estar más libre para mirar al público desafiante, acercarse a los monitores a que le tiraran fotos, o levantar el brazo como si William Wallace se hubiese apoderado de él y celebrase un gol de Ronney en la final de la Europe League.




Pero mientras él ejercía de frontman feliz en medio de un mar de melodías tristes, mientras felicitaba a su hijo con ternura, y mientras le miraba a los ojos y pensaba en lo que esos ojos habían visto y vivido, yo seguía agarrándome a las guitarras chirriantes y ensoñadoras que en su día compuso Bernard Sumner,me aferraba a las enormes baterías (la sonorización de ésta en algunas canciones me tranportó a una órbita diferente) y que en su día inventó Stephen Morris, igual de epilépitcas y enfermas que el Ian Curtis que todos conocemos por vídeos y documentales.Y como digo el resto daba igual, porque cuando la rutina aprieta y las ambiciones estan por los suelos Joy Division vuelven a sobrecogernos con sus canciones, aunque no estuviesen allí, y si esta vez sólo estaba Peter Hook para cantarlas, pues bueno, me conformo. Y porque yo también siento la cama fría, porque también he sentido la pérdida del respeto mutuo, por todo eso que cantó Ian y que junto con otros tres tíos nos lo dijo de una forma sobrecogedora y distinta a la que muchos han intentado imitar desde entonces y que nunca ha llegado a la altura de lo que el cuarteto de Manchester hizo hace tiempo, por eso, y porque el amor nos destrozará otra vez, disfruté.

Sigilo Nipples
Fotos: Neus Olmos

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