jueves, 24 de febrero de 2011

DESCANSE EN PAZ

Nuestros ojos se secan y nuestras manos se enrojecen al enterarnos de que anoche a las 04.53h fallecía en el Memorial Detroit Hospital uno de los últimos personajes apasionantes de esa cosa tan aburrida llamada show business. Henry H.P. Kowalsky, conocido por todos como Crazy Dog Kowalsky moría a causa de una embolia que lograba lo que no habían logrado tres accidentes de coche, innumerables adicciones y excesos, y un balazo en el hígado.
Ídolo de barro, símbolo de toda una generación, y, ante todo, anarquista cultural dispuesto a cagarse encima en un juicio sólo por que consideraba que las preguntas eran de mal gusto.

Detroit en los años 70 es una ciudad en decadencia en la que lo más parecido a música no comercial son los experimentos pseudo-disco de The Sci-Fi Gays, por otro lado, banda en franca caída libre. En mitad de semejante depresión de la escena, y de un panorama de fábricas en huelga y un 45% de paro en la otrora ciudad de oro de la General Motors, aparece de repente un agitador al que no pocos confunden con un criminal o un loco. Y, probablemente algo de ambas cosas tenía.
Los Anal Moustaches de Kowalsky son unos perfectos desconocidos a pesar de que kowalsky lleva años haciendo fanzines y realizando performances ( de carácter bastante soez) por las calles de la ciudad desde hace bastantes años. Hasta que un día algo prende la llama.
Kowalsky es detenido tras secuestrar a un niño en un WallMart y con el coche lleno con 600 botes de mermelada. Todo el mundo comienza a pensar que es un desequilibrado, apenas debe cumplir unos meses de trabajo social, y los conciertos de los Anal Moustaches comienzan a llenarse de manera exponencial. Años más tarde, él únicamente afirmaría: Yo nunca hubiese violado a un niño, se trataba de algo más profundo. América: eres una marica negra.
En los 80 Kowalsky se dedica a vivir su nueva fama mientras el grupo cada vez es más exitoso. Ahora es rico y sabe bien cómo invertir su dinero: putas, cocaina, fiestas interminables en castillos franceses... Pero su actitud en los conciertos cada vez resulta más inpredecible. Es capaz de pegar en la cara a una chica que le pide un autógrafo, de no aparecer en varios conciertos o de fingir una sodomía con una foto del Papa. Pero el punto y aparte llegará con un concierto en Seattle en el que se pasará más de una hora farfullando rezos y del que saldrá a botellazos y enfrentándose con el público. Unas semanas después anunciaría su adhesión a la iglesia adventista y comenzaría a reducir sus apariciones públicas a las ocasionales presentaciones de sus libros sobre meditación espiritual y alguna aparición sorpresa en programas matinales en los que era usado como más como chiste de mal gusto que como pastor religioso o ex estrella del rock más subversivo.

Y, ayer dijo basta.
Crazy, no te los comas a todos allá abajo.


Mr.Perfumme.

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